Textos de Elena




La adicción invisible
La palabra "adicción" viene del latín adherere, que significa "adherido". El término nos resulta conocido en relación con sustancias o actividades como la adicción al alcohol, las drogas, el cigarrillo o el juego, y siempre se trata de esa condición por la cual el uso de algo pasó a ser abusivo y se convierte en adicción. Nos hemos quedado adheridos, pegados a un "algo", y no podemos soltarnos.
Fui una obesa sufriente que durante décadas subió y bajó de peso una y otra vez entre dietas y atracones. Cuando estaba aprendiendo estrategias para manejar mi ansiedad por la comida, me di cuenta de que la comida no era mi primera adicción, sino la segunda. La adicción a la comida estaba instalada y se originaba en otra: la adicción a las personas. La adicción a sustancias como la comida, el alcohol, las drogas, etc., así como a actividades como el sexo, el juego y el trabajo, entre otras, eran todas adicciones de segundo orden, y sólo había una de primer orden: la adicción a las personas.
¿Qué es adicción a las personas? Con mucho acierto, la autora del libro Las mujeres que aman demasiado define tres formas básicas en que las personas se relacionan adictivamente: tomando el rol de rescatador, el de perseguidor o el de víctima, y también con mucho acierto se da cuenta de que estas maneras son una adicción, porque con el ejercicio de cualquiera de los tres roles se establecen vínculos adheridos, pegados. En este caso, la ansiedad está manifestada en el impulso irresistible e inadvertido (invisible) a controlar la conducta del otro.
Al hacer por los otros sin que lo pidan, o al aconsejar o sugerir sin que lo pidan, estamos desarrollando el rol de rescatadores, muchas veces invadiendo y hasta avasallando.
Al reprochar o criticar estamos siendo perseguidores y, nos demos cuenta o no, estamos culpando. La frase "¡Por tu culpa!", tan usada, tan común, inicia el juego de un doble rol: perseguidor y víctima. Los ejemplos son infinitos e infinitos los matices.
Esta manera de vincularnos nos crea, y a su vez crea en otros, lo que yo siento como un "agujero en el alma"; un hueco que no puedo dejar vacío, y que se llena con sustancias, actividades o vínculos adictivos.
Lo digo con énfasis: No somos unos malditos descontrolados y autodestructivos cuando tenemos un atracón, nos emborrachamos o nos drogamos. No. Estamos sufriendo. Nuestro agujero exige que lo llenen, de cualquier modo. Por esto, creo que las adicciones no son desgracias sociales. Son el mecanismo natural que se impone a nosotros para compensar el vacío que nos genera vincularnos de determinada manera.
Y aprender a manejar la ansiedad por la comida es también aprender a vincularnos de una manera diferente.


Ansiedad: Otra clase de hambre
Pocas cosas han sido tan inútiles, displacenteras y enfermantes como hacer dieta para adelgazar. Cansarse de hacer dieta y de subir y bajar de peso una y otra vez es, sin duda, una experiencia de apertura interior y de expansión de la conciencia.
Hacer dieta se convierte, para muchos, en una forma de vida. La vida pautada cada tres horas. Una grilla donde poco queda librado al instante vivo y mucho para que definan otros, y por anticipado.
El cuerpo nace preparado para sostener un peso cómodo, sin presiones ni intervenciones, cuando se come con hambre y se para de comer al estar satisfecho. Hambre y saciedad son señales que van atrofiándose al hacer dieta. Un bebé sano las ejerce perfectamente. Nadie va a orinar sin ganas ni se queda todo el día pendiente del inodoro más próximo. Cuando aparece la necesidad se cumple, sin pautas ni culpas.
Cansarse de hacer dieta es señal de sabiduría, aunque raras veces se viva la experiencia de esa manera. Cansarse de hacer dieta abre la puerta a nuevos horizontes. Hacer un giro de 180 grados y convertirse en el eje conocedor de qué comer, cuándo comer y cuánto comer es una experiencia liberadora y transformadora. Las preguntas empiezan a revolotear: "qué tengo que comer"pasa a ser "qué quiero comer" y esto me sugiere "qué quiero de lo que sea";"cuánto comer" se convierte en "cuánto es suficiente", también de lo que sea;"cuándo comer" significa "defino mis propios tiempos" .
Qué queremos, cuánto es suficiente de lo que sea y definir los propios tiempos: nuestras elecciones, límites y ritmos. ¿Qué es lo que nos estamos "comiendo" cuando comemos de más? Creo que nunca llegaremos a tener bastante de aquello que, para empezar, no era lo que queríamos.